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Sin prisa, con dirección: una forma distinta de crear marca

Lo diré bastante claro: hay una obsesión por la velocidad. Una obsesión por ser el primero, por llegar antes a mayores resultados, por vender con urgencia y por compararnos y decir que hemos ganado al negocio que tenemos al lado.


Y ojo, que he sido la primera en caer en esos ritmos frenéticos de "Construye tu negocio en 10 días y hazte millonario". O similares, ya me entiendes. Y, ¿qué ha pasado? Golpe fuerte de realidad y rebajar expectativas. Eso, o ya podía ir haciendo las maletas para cerrar el chiringuito y buscar trabajo en otro sitio.


La cuestión es que me he dado cuenta que esta práctica en negocios, ventas y marketing está mucho más de moda de lo que pensaba. Ofertas pretenciosas que van a un ritmo tan rápido que no te dejan tiempo para pensar. Un tiempo muuuy necesario para tener las ideas claras, un tiempo que te dé pistas de lo que quieres y en qué dirección. Un tiempo esencial para descubrir tu manera de comunicar, de encontrar tu voz y que no se silencie sólo por el hecho que el 90% de personas con un negocio digital lo hace diferente.


Me ha pasado durante mucho tiempo. Crear a contrarreloj, con prisa, con fechas límite detrás de la oreja, presionándome. Encajar y adaptarme en discursos profesionales encajados en formatos que no son para mi. Que no me gustan. Mi manera no es esta. Nunca lo ha sido, de hecho. Pero ha llegado un punto que he tenido que replantearme muchas cosas para seguir haciendo lo que hago.


Y entonces, ahí la gran pregunta: ¿quieres hacerlo cómo tú sientes o cómo los "expertos" dicen que se debe hacer?

Pues mira, hasta ahora había hecho lo segundo. Y ojo, claro que hay personas que saben muchísimo más que tú, pero hay que entender que sus fórmulas, no tienen porqué ser las mismas que te funcionen a ti. Así que durante meses me había ido desconectando de mi y de mi forma de comunicar y compartir mi negocio. Y he tenido que volver. Volver a encontrar las razones profundas por las que empecé a emprender y la aportación que quería hacer al público, más allá de mis servicios de diseño.


El ritmo más lento no es una debilidad ni un freno: es una ventaja competitiva y estratégica.

Así es como lo veo. Y sí, lo voy encontrando. Porque parte de ese propósito y objetivos de mejorar la vida y los negocios de otras personas está precisamente con lo que empezaba este post: el ritmo. La manera de avanzar, de crear y de trabajar en sus negocios. De hacerlo de una manera más tranquila, más relajada y en la dirección correcta, aunque eso, evidentemente, no te dé resultados a la primera semana.


Así que si tengo que decir cómo se caracterizan mis servicios, te diré que por aquí no encontrarás millones de euros en tu cuenta a los 3 meses, ni crearemos tu imagen y materiales de marca en 15 días. Aquí vamos más despacio, con mayor escucha y profundidad. Diseño sin soluciones en serie, sino con aquellas que comuniquen lo que encaja contigo, con el tiempo necesario para encontrarlo.


Y lo que sí te prometo no son esos avances sólo para tener el check en verde en tu lista de tareas, sino el sentirte alineada con lo que haces, con la imagen que consigues y con el discurso de negocio que te haga sentir como siempre has querido, disfrutando más de ello.


Elige un ritmo que te permita construir, no sólo producir. Ahí es donde está la principal diferencia.


Gracias por leerme,

A.



PD: Sí, escribir en un blog también forma parte de mi manera, aunque no se lleve o haya quedado fuera de las vías comunicativas más top del mercado ;)

 
 
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